Me apunté un curso hace 12 años y, con mucha pena, tuve que dejarlo por diversos motivos de salud. Ahora, bien recuperada y con ganas e ilusión infinitas, he vuelto y estoy encantadísima. El Templo Naranja sigue siendo como lo recordaba: un lugar hermoso y relajante, además de gran calidad, trato excelente y mucha humanidad. Felicidades a las fantásticas profesoras y al resto del equipo por construir un lugar tan espectacular en el que aprender es fácil y, sobre todo, ¡divertido! 100% recomendado.